Bueno, volvemos a las pistas con, como no podía ser de otra manera, una excelente banda ecuatoriana: La Malamaña.
Una banda indi de la escena quiteña que se mueve mucho, tocan seguido, son excelentes músicos y la ponen mucha garra. Hacen salsa y éste es su primer disco.
Canciones que se toman todo el tiempo del mundo para desarrollarse y, sin embargo, suelen ser breves. "Esto lo estoy tocando mañana", decía Johnny Carter. Con Shaman los relojes se detienen y se evapora la duración.
Inesperada inclusión de canto de armónicos (o gutural o polifónico). Felicidad.
Sonoridad sesentosa? Primitiva quizá? No, no: ancestral.
El disco no es gris, como parece, sino plateado. Porque es de Laptra.
El link, en comentarios. También podés comprarlo en formato flac vía bandcamp o pedírselo en físico a tu disquero de confianza (?!). Pero no dejes de ir a escucharlo en estado vivo si tenés la oportunidad!
había una vez un muchacho que empezó con los Cadillacs pero no pegó banda y minita con Mimí Maura ni pegó disco con Iorio ni pegó versiones y escenario con Diego Torres
'e 'cir, no la hizo nocierto no la pegó snembargo
ete mochacho fa tiempo que viene haciendo cositas aquí la última y aquí todo lo demás
Precursores, empezaron a surfear la nueva ola de música africana (esa que sumergió a Buenos Aires desde hace al menos una década) cuando estaba muy lejos de ser una moda.
Supieron aprender y enseñar una tradición a la que nunca dejaron de alterar y enriquecer.
Tienen perfiles claramente distintos, pero comparten una misma pasión.
Y aquí, Santiago Michaël y David Langer la amplifican a través de un power cuarteto que cuenta con la complicidad de Agustín Giudici y Abdul Martín Asaro. Enhorabuena.
El otro día fui al museo y entrando a una sala me encontré con una de esas chicas vigilante -esas que cuidan la distancia entre el arte y la gente, procurando que la gente no se pase de la raya y se acerque demasiado a las obras maestras- que, enfrascada en una libretita de apuntes bajaba frenéticamente pensamientos al papel. Era evidente que así se sustraía, al menos por unos instantes, del alerta flotante al que la conminaba su rol y que, además, infringía la regla que ella también, a su manera y por otros motivos, debía cumplir. Pero lo cierto fue que durante ese minuto que duró la escritura la distancia entre el arte y su persona fue igual a cero.
Yo la miré, cautivada, como si ella fuera parte de las obras en exposición. Y en ese momento de confusión, en el que ninguna de las dos hacía lo que se suponía que debía, recordé a aquella otra chica que también empezó en las salas de un museo (en las salas de El museo, el del Louvre) y luego logró lo que, posiblemente, la muchacha de la foto anhelara: volver su vida indisociable del arte, dejar de robar tiempo a su empleo, dejar de trabajar en el museo y que ella y la creación artística sean una sola y misma cosa. Aquella otra chica, también cautivante, es, claro, la chica de la tapa, "una cantante magnética que te arrastra a donde ella te quiere llevar".
Las canciones de éste, su primer disco, son heterogéneas y reúnen una lista muy larga de influencias, todas ellas bien apropiadas, mezcladas y reinterpretadas de un modo singular. Como toda verdadera novedad, es difícil de asimilarla a través de categorías, por lo que encasillarla en un género perecería un ejercicio de diletantismo o bien una operación de marketing. Así, por ejemplo, los rótulos que se le imprimieron en un comienzo (la respuesta francesa a Norah Jones, la Patti Smith magrebí, la nueva Billie Holliday) no tardaron en despegarse, ante la evidencia de su futilidad.
La mejor presentación, creemos, es a través de sus canciones. Dedicadas, en esta ocasión, a nuestra anónima y soñadora muchacha de la foto:
Fue la mejor formación vocal femenina basada en música étnica que parió nuestro país. Lideraron la avanzada del malón de grupos féminos de percu y canto que sobrevinieron luego en estas pampas, como El buscasón-Tamborelá, Hierbacana, Violetas, La Marea, entre tantas otras (por no mencionar el fenómeno Baraj). Surgida hace más de tres lustros, se vio disuelta hacia 2007, con tres discos en su haber.
Su primer álbum, que marcara -como bien apuntó alguien- un verdadero e inesperado hito en el panorama musical de mediados de los noventa en Argentina, sale hoy finalmente a la web a través de este enlace. Así que che, a disfrutarlo.
Tal vez alcance con apuntar que la sombra que proyecta El Hadj sobre la historia del balafón es equivalente a la de Mr. Gary Burton sobre la del vibráfono. Para comprobarlo vosotros mismos, basta con que pinchéis aquí.